A pesar de su crecimiento y de su constante desarrollo –en definitiva, de su buena salud-, el sector artístico español no se comporta en consecuencia. Por el contrario, procede con una inmadurez más que preocupante. La reflexión y la estrategia común brillan por su ausencia en este gremio, y en su lugar se ha instalado ese comportamiento detestable, tan nuestro, tan de los españoles. De oír sin escuchar

Los flip books fueron el primer cine de bolsillo. Un pequeño librito de dibujos, hecho de papel, logró que las imágenes cobraran vida solo con el gesto de pasar rápidamente sus páginas. De realización sencilla y con materiales accesibles, estos libritos consiguieron fascinantes efectos y fervientes seguidores. Algunos de ellos forman parte de la exposición que hasta mediados de julio exhibe en la Kunsthalle Dusseldorf bajo el título Daumenkino (The Flip Book Show). En esta primera gran retrospectiva sobre el “género” se exponen piezas históricas y otras recientes

(Göttingen, 1968) parte de la propia experiencia artística para analizar, que no enjuiciar, el entorno de la creación