El cliente ya no se conquista únicamente con ofertas económicas, ya que, cada vez más, está reclamando una relación personalizada. Desarrollar y aplicar prácticas de segmentación, gestionar la información para poder ofrecer un servicio y atención de calidad, y disponer de una metodología clara son algunos de los factores clave para mejorar los resultados de ventas.

El cliente evoluciona y, con él, sus necesidades y deseos proyectados sobre las empresas de servicios. Por ello, como punto de partida para mejorar la calidad de los servicios, es importante entender cuáles son los cambios más relevantes que orientan el comportamiento del consumidor en el sector de los servicios.

El concepto de segmentación de mercados, desde su introducción en 1956 por Smith, está considerado una de las decisiones y estrategias básicas de márketing: ante la imposibilidad de competir con garantías en la totalidad de un mercado de consumidores, la solución es segmentarlo, es decir, agrupar a los consumidores.