Espero que nadie juzgue impertinente hablar aquí de los 30 años de publicación de la columna diaria Plaza Pública, cumplidos el viernes pasado, habida cuenta que emprendí esa modalidad de mi trabajo periodístico, que se extiende ya por más de cuatro décadas, precisamente después de que en mayo de 1977 emigré de este semanario, a cuya fundación había contribuido meses atrás.

Este mes se cumple medio siglo de la primera escenificación de una obra teatral de Elena Garro. En el marco de ese aniversario, el Fondo de Cultura Económica pondrá en circulación en octubre el tomo que reúne las 16 piezas que escribió, compiladas por Patricia Rosas Lopátegui, quien también es autora del prólogo que acompaña la edición.

Necesito decir antes de presentar este texto al lector de Proceso, que se trata de un capítulo sobre Elena Garro, A las estatuas de marfil (título alusivo a un juego de niños), que Conaculta (en Sello Bermejo), a través de Miguel Ángel Echegaray, me rechazó como si fuera el Tribunal de la Inquisición.