El su celda el cartujo experimenta una de esas noche funestas cuando el tiempo parece detenido en el silencio y la oscuridad y el insomne no puede siquiera murmurar una plegaría, por el miedo de alborotar a los fantasmas

La muchacha casi una niña, vivía en Nueva York, atendía hasta 40 hombres en una jornada que empezaba a las diez de la mañana y terminaba a las once de la noche. Su testimonio revela la forma de operar de las bandas dedicadas a la trata de personas, capaces de atrapar a una red de explotación a mujeres mexicanas, llevarlas a burdeles al otro lado de la frontera y sumirlas en una existencia infrahumana

Mucho se ha dicho sobre el nombramiento de Agustín Carstens por parte del presidente electo Felipe Calderón. Lo menos, que como tecnócrata seguirá el camino económico del Gil Diaz