Para el autor, las medidas que se proponen en la LOE respecto a la autonomía de los centros son un avance, pero no son suficientes. A su juicio, es necesario "repensar" un nuevo modelo de centro educativo, porque el modelo tradicional y su organización burocrática ya no sirven.

El autor opina que la dirección es la pieza más débil del sistema educativo. Cree que es fundamental reforzar a los directores, concederles de verdad autonomía y libertad y hacerles responsables de su misión. Sólo entonces será conveniente la evaluación de los directores.