La ciencia en México sufre una crisis profunda. No sólo continúa la fuga de cerebros, sino que los recursos destinados a la investigación resultan insuficientes para desarrollar ciencia y tecnología de vanguardia. El problema es múltiple: Por un lado no existen plazas para nuevos investigadores, y por el otro los actuales no quieren jubilarse ante lo exiguo de las pensiones. Además, los científicos perciben que las políticas gubernamentales hacia la ciencia no responden a las necesidades nacionales

En un severo diagnóstico autoevaluatorio, el gobierno del presidente Bush reconoce su ineficiencia en la lucha contra los traficantes de indocumentados. Y es que las agencias encargadas de hacer frente al problema cometen serios errores, como no solicitar la cooperación internacional por ejemplo con México, lo que le impide a Estados Unidos detectar y desmantelar a esas poderosas redes criminales