Si los asesinos del ex primer ministro libanés Rafiq Hariri trataron de dar con él un ejemplo por haber desafiado a Siria, las consecuencias del homicidio los han puesto en ridículo. Durante una generación, Líbano fue un apéndice del poder sirio. Pero ahora el pueblo libanés, en una "intifada por la independencia", clama por un retorno a la normalidad. El antiguo edificio de poder árabe sobrevivió a muchos retos en el pasado, pero algo es distinto esta vez: ahora, Estados Unidos quiere apostar a la libertad

If the assassins of former Lebanese Prime Minister Rafiq Hariri sought to make an example of him for his defiance of Syria, the aftermath of the crime has mocked them. For a generation, Lebanon was an appendage of Syrian power. But now the Lebanese people, in an "independence intifada," are clamoring for a return to normalcy. The old Arab edifice of power has survived many challenges in the past, but something is different this time: the United States is now willing to gamble on freedo