Históricamente, España es el interlocutor europeo natural de la región latinoamericana; por lo tanto, la cumbre de Madrid de mayo de 2002 servirá para que la Unión Europea y América Latina renueven el compromiso de cooperación expresado en Río de Janeiro en 1999. A pesar de que América Latina no ha sido una prioridad para los europeos, de aprovecharse los intereses comunes, la asociación estratégica birregional puede beneficiar a ambas partes.

Durante décadas, Europa y Estados Unidos parecieron coincidir en torno a la política antimonopólica. Pero el intento de fusión entre General Electric y Honeywell sacó a la luz las divergencias. Estados Unidos considera que el gobierno sólo debe intervenir si las prácticas afectan a los consumidores; por su parte, la Unión Europea llega a favorecer a los competidores antes que al consumidor. Es el momento de conciliar internacionalmente las políticas antimonopólicas con el fin de reducir los conflictos.

En el mundo actual hay dos zonas donde la integración regional parece una solución a los nuevos desafíos: Europa y América Latina. El caso europeo ha sido un éxito, pero el modelo latinoamericano es incierto. La Unión Europea no es el único modelo, pero sí un referente obligado que muestra que las instituciones son indispensables para respaldar la integración.