La violencia contra las mujeres es un fenómeno extendido y desapercibido que aún impera en Latinoamérica. Para combatirlo, es necesaria la movilización de la sociedad civil, elemento fundamental para el desarrollo de las políticas sociales progresistas. Los mivimientos autónomos comunicarán las perspectivas sociales de los grupos marginados, transformarán la práctica social actual y cambiarán la opinión pública.

La violencia obstétrica ha existido desde que los partos se trasladaron de las casas a las instancias de salud. En el ámbito internacional, aún existe muy poco desarrollo normativo sobre lo que deberá entenderse por violencia obstétrica. Desde un punto de vista feminista, de derechos humanos y de justicia reproductiva, las mujeres deben ser las protagonistas de sus embarazos, partos y pospartos, por lo que el Estado está obligado a garantizarles toda la información para la toma de decisiones en estos procesos.

En Latinoamérica, las mujeres con representaciones de género y orientaciones sexuales alternativas se enfrentan cotidianamente a distintas formas de violencia como consecuencia de su sexualidad, asumida o manifiesta. Más allá de las decisiones personales, esta violencia está determinada por distintos condicionamientos sociales. No obstante, el problema principal se centra en la falta de reconocimiento de las distintas formas de ser y de representarse lo femenino. OAG 36