A partir del 11-S la formulación de la política migratoria en Estados Unidos cambió radicalmente: la seguridad se convirtió en un factor decisivo. Se creó un nuevo escenario y entraron a escena nuevos actores, lo que modificó el modelo de toma de decisiones. En Washington ha surgido un consenso que requiere un nuevo paradigma migratorio con orden y legalidad. Es así que se vuelve urgente una reforma migratoria integral por parte del Congreso estadounidense que involucre también a los países expulsores

Manifestantes en muchas de las más grandes movilizaciones públicas latinas, en Estados Unidos, cantaron "hoy marchamos, mañana votamos". La población latina es la única porción del electorado que crece a gran velocidad, y el debate sobre la política de inmigración resultará en un número mayor de electores de este grupo. Cada vez más latinos están insatisfechos con los dos partidos políticos dominantes. Como resultado de los acontecimientos de la primavera de 2006, los hispanos, más que nunca, parecían preparados para actuar al unísono y hacer sentir su influencia

La lógica de seguridad que hoy en día articula las formas de actuar del gobierno y Congreso estadounidenses cuestionan de manera fundamental la porosidad fronteriza y reducen los espacios de tolerancia del ingreso y presencia de inmigrantes indocumentados. Este nuevo escenario en Estados Unidos obliga a que México genere un nuevo modelo de gestión del proceso migratorio, y en particular de sus fronteras, abriéndose así una ventana de oportunidad